Una breve historia del pecado
El primo libro de la Biblia es el libro del Génesis. La palabra “Génesis” significa “comienzo” – y eso es justo lo que es el libro del Génesis: un gran lugar para empezar a entender ambas cosas, las grandes verdades sobre Dios, y las verdades sobre nosotros. En la visión de la Biblia, recordarán, todo comienza con Dios – se trata de El, antes de tratarse de nosotros. En los primeros dos capítulos el Génesis describe como Dios crea la tierra y al hombre y a la mujer, hace un hogar especial para ellos (el jardín del Edén), les da un trabajo responsable y gratificante par hacer y les permite comer de cualquier árbol en el jardín, excepto del único árbol en el centro, el árbol del conocimiento del bien y el mal.
Al hacer esto Dios da al hombre y a la mujer un propósito gratificante, permitiéndoles disfrutar el maravilloso ambiente en el que los ha puesto de lleno. También son invitados a tener una relación personal muy cercana con su Creador en un mundo en el que tienen todo lo que necesitan par ser felices y plenos. Todo parece maravilloso, y así es como es cuando empiezas con Dios.
Límites
Pero un estándar de comportamiento era requerido. Había un limite, una condición. Dios ha dado a los humanos libre voluntad, no los ha hecho robots. Quiere verlos elegir activamente lo que El pide no por que estén obligados si no porque quieren y porque creen que es correcto. El quiere el amor, confianza y obediencia de los seres voluntariamente dados. Pero este regalo de libre voluntad trae consigo consecuencias. ¿Qué tal si elegimos rechazarlo? ¿Qué tal si cuestionamos sus límites y términos o incluso los ignoramos por completo? Atado a la posibilidad de la libre elección de amar y servir a Dios debe haber una posibilidad de rechazarlo.
Y eso es exactamente lo que pasó al inicio con Adán y Eva. La elección de desobediencia de Adán y Eva hicieron al tomar del fruto prohibido no fue solo una decisión de ponerse a ellos primero (a pesar de las consecuencias negativas que Dios les había dicho que habría), fue también la afirmación de que ellos sabían mejor que Dios lo que era mejor para ellos. Fue el primer pecado.
Como relato de nuestra naturaleza esto es tremendamente poderoso. Quiere que decir que desde el principio (solo llevamos dos o tres hojas de la Biblia hasta este punto) tenemos un relato de donde vienen todos los problemas de la humanidad y una habilidad lista para entender no solo el bien, si no también el potencial del mal en nosotros. No estira para nada los límites de la credibilidad afirmar que la mayoría de los problemas del mundo son el resultado de elecciones humanas y egoísmo. Claramente hace sentido. Aunque sorprendentemente, muchas de las religiones del mundo no tienen una doctrina que en verdad explique y ataque al pecado. Por lo tanto, no son capaces de explicar de manera convincente ni el misterio humano ni porque el mundo necesita componerse. Consecuentemente, batallan para presentar una solución, lo que quiere decir que fallan en proveer una fuente real de esperanza. Una de las cosas más poderosas acerca de la Biblia es que representa a ambos, el problema centra de nuestra existencia y una explicación de el justo al inicio. La Biblia ve al mundo directo a los ojos y lo dice tal cual es. Una vez que eso se ha hecho, podemos empezar a pensar acerca del tipo de solución que podríamos necesitar.
Consecuencias
Es absurdo, cuanto te detienes a pensar en ello, que Adán y Eva hayan tomado la decisión que tomaron – y, de hecho, todo pecado es absurdo desde esta perspectiva. Simplemente no hace sentido, aunque lo hagamos todo el tiempo. ¿cómo podríamos saber mejor que Dios lo que esta bien y lo que es bueno para nosotros cuando El nos hizo en primer lugar? El escribió el libro de reglas, después de todo; ¡El nos hizo y está atado a saber lo que es mejor! El pecado de Adán y Eva fue un rechazo a Dios y sus límites, una negación al hecho de que Dios sabe mejor. Es pecado en todas las maneras que hemos considerado en el último capitulo – ambas cosas, un fallo al blanco y un ponerse a si mismo antes que a El. Así es como el pecado vino al mundo y como la triste historia de un mundo aún bajo construcción comenzó – un mundo batallando bajo la carga del pecado y el sufrimiento.
El problema con romper los mandamientos de Dios como Adán y Eva decidieron hacer, es que hay repercusiones. Aunque Adán intento culpar a Eva y Eva intentó culpar a la serpiente, Dios insistió en que ambos tomaran responsabilidad como adultos por lo que habían hecho. Dios nos dice sobre el bien y el mal por nuestro propio bien, y el le había dejado claro a Adán y Eva cuales eran las implicaciones de desobedecerlo. A pesar de eso, eligieron hacer su voluntad – así que, ¿qué iba a hacer Dios? ¿Decir, “bueno, esta bien, no importa mi instrucción, no era tan importante de todas formas…?” eso lo convertiría en una burla habiendo dicho que no debían hacerlo.
Si piensas en ello, tiene que haber consecuencias para el pecado humano. Si los estándares de Dios son importantes y son las bases sobre las cuales el universo entero opera apropiadamente a su máximo potencial, entonces El debe hacer que importen. Imagina que eres un padre y le dices a tu hijo que es importante comportarse de cierta manera. Si el niño después hace lo opuesto y tu no hacer absolutamente nada al respecto, entonces tu crianza no será muy exitosa y tu hijo probablemente no crezca para ser muy agradable.
Las consecuencias de la desobediencia de Adán y Eva fueron que sufrimiento y muerte vinieron al mundo. Al fina del día por esto morimos – por el pecado. Si no sucediera, el mundo entero terminaría siendo poblado por pecadores inmortales, lo que sería masivamente contra productivo para el plan de Dios de un mundo grandioso. En cambio, hasta el ambiente del mundo se volvió maldito e inestable, rebelarse contra el rebelándose contra el, por asé decirlo, mientras intentaba ejercer su dominio sobre el – tal y como se rebeló contra Dios, ahora las responsabilidades de Adán se volvieron una privación y lucha para el: de ahora en adelante trabajaría arduamente con sudor, sufrimiento para comer alimentos hasta que al fin caiga muerto en la tierra. Dios estaba enseñando a Adán y Eva – ya todos los que lean su historia – que hay consecuencias a nuestras acciones. Y puede que estas consecuencias al principio suenen extremas (ya que al final incluyen la muerte), si Dios no hubiera tenido que imponer un límite a la vida humana, entonces ¡El estaría efectivamente permitiéndoles que continuaran desobedeciéndole y viviendo en contra de los grandes principios de la realidad por siempre!6 Difícilmente un estado aceptable de las cosas.
Escalada
¿Puede empeorar? ¡Oh si, claro que puede! Pensarías que, habiendo visto las consecuencias de su error, los humanos hubieran reconocido el error y ponerlo detrás de ellos de una vez por todas. Pero el problema del pecado no paro con Adán y Eva. Todos los seres humanos han heredado el legado del pecado de Adán y Eva ya que son descendientes de ellos y heredaron la misma naturaleza básica. Como nuestros antepasados, tenemos también una existencia mortal necesariamente sujeta al dolor y al sufrimiento, naturalmente ajena a Dios e inclinada a poner nuestros propios intereses por delante más seguido de lo que deberíamos. En cosas grandes y seres humanos pequeños hoy siguen el mismo patrón de retar los límites de Dios, pensando que saben mejor que El, y poniendo lo que ellos quieren antes de lo que El quiere. Y después encuentran alguien más a quien culpar o se justifican cuando las cosas salen mal; vivimos en una cultura de culpa, y de algún modo ¡nunca somos nosotros los que tenemos la culpa!
Una de las fascinantes y temibles verdades enseñadas en los primeros capítulos del Génesis es que el patrón del pecado que Adán y Eva comenzaron no solo se repite a si mismo, de hecho, empeora. Uno pensaría que tomar una porción del fruto prohibido es una trivialidad. Pero en el capítulo inmediato después de la caída, la Biblia registra la primera cuenta de la vida familiar. En el, el primer hijo de Adán, Caín, esta tan celoso y resentido de hermano Abel que lo asesina y he ahí la primera miríada de asesinatos cometidos en la historia humana. La primera familia que el mundo conoció se volvió entonces completamente disfuncional y destrozada por homicidio. Esto ilustra poderosamente el potencial de hacia donde nos puede llevar la naturaleza humana. La Biblia lo dice así: una cuenta con verrugas y todo de lo que el egoísmo humano logra si no se evalúa. Como los primeros capítulos del Génesis comprueban, el problema con los pequeños pecados es que rápidamente engendran grandes. Esto es el porque el pecado es serio y necesitamos la ayuda de Dios.
El punto es este – el pecado escala. No se resuelve a si mismo o desaparece silenciosamente. Si no se revisa empeora y empeora. Los primeros once capítulos del Génesis, justo al inicio de la Biblia, describen una degeneración de la sociedad, una espiral hacia abajo en la que los hombres y las mujeres se mueven cada vez más y más lejos de Dios. Un acto de violencia o rebelión lleva a otro peor, y ese último acto de pecado es sobrepasado de nuevo. Se repite de generación en generación impactando a cada ser humano que ha vivido.
Tentación
¿Y, cómo sucede?
Al final del día el pecado nos impacta a todos. Nosotros mismos hacemos elecciones incorrectas y heredamos las consecuencias no solo de nuestros propios errores, pero de los pecados ajenos también, ya sea que son pecados de individuos, grupos o instituciones. Juan, uno de los primeros seguidores de Jesús describe como sucede esto y cuales son las consecuencias:
“si no que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”
(Santiago 1:14-15)
Notemos que Santiago hace esto personal – “cada uno”. No es sobre apuntar el dedo a la sociedad o a otros – ya sean otras naciones, otros vecindarios, lideres políticos, los padres de uno, el contexto social, educadores, o quien o lo que sea. Tampoco es sobre apuntar el dedo a algún grupo por allá a quienes catalogamos como “criminales”. Todos esos grupos puede que sean culpables de forma real, pero el lugar para empezar de cada uno de nosotros es justo en casa con lo que tenemos que cambiar de nosotros mismos. Es sobre ver que hay un problema fundamental con los seres humanos en general, pero que cada uno de nosotros batalla con el mismo problema esencial en un nivel individual. Es el mismo problema básico a dónde volteemos en el mundo. El problema es el pecado, y si tan solo pudiéramos apropiarnos del problema entonces podríamos voltear a Dios por ayuda tratando de encontrar nuestro camino de regreso a El de nuevo.